El dolor de espalda y las emociones
David Ponce decidió ocuparse a la osteopatía y la fisioterapia en el momento en que fue arrollado por un vehículo en el momento en que era joven. Después de un largo y lamentable desarrollo de rehabilitación en una temporada en que estas especialidades eran exóticas en este país, decidió ocuparse a contribuir a el resto eludiendo sufrimientos insignificantes. El día de hoy lo realiza por medio de la clínica de Barcelona que transporta su nombre ahora través de libros como Mal de espalda y conmuevas, donde recuerda algo que frecuentemente se olvida: el mal y las conmuevas van de la mano.
«Si apartamos el mal de origen traumático, accidentes, mal por inconvenientes innatos o relacionado con nosologías graves, en el resto de las situaciones es viable hallar la participación activa de las conmuevas en el origen y perpetuación del mal”, afirma. El 90 por ciento de la población, afirma Ponce, usando estadísticas de la OMS, padece o padece algún género de mal de espalda en su historia, la nosología que genera mucho más bajas laborales. Y esta patología extendida tiene la posibilidad de tener un encontronazo sensible ¿Está su reflexión en la columna, entonces, sobre este lamentable periodo que atravesamos?
¿De qué forma tenemos la posibilidad de sobrepasar el régimen y la prevención del mal de espalda sensible?
Como es sugerido proteger tu posición y sostener buenos hábitos físicos a fin de que el mal no produzca malas intenciones, asimismo es esencial proteger tu salud psicológica pero a fin de que no afecte a nuestro cuerpo. salud.
Para esto, es esencial que reconozcamos y gestionemos nuestras conmuevas y que nos demos tiempo, por servirnos de un ejemplo, para pensar.
¿Qué es el mal?
No obstante, el mal se define como esa sensación de irritación, puede ser aguda o sueca, incesante o intermitente, pulsátil o permanente. Según el libro New Merck Manual of General Medical Information anunciado en 2010, las vías del mal empiezan en receptores destacables que están en todo el cuerpo. Estos receptores emiten información con apariencia de impulsos eléctricos durante los nervios, a la medula espinal y al cerebro.
Pero, ¿qué ocurre en el momento en que el mal es provocado por causantes sicológicos que encadenan conmuevas?
Tristeza, ansiedad y agobio y su relación con la espalda
Por impresionante que parezca, el mal de espalda tiende a ser entre los síntomas físicos mucho más comunes en pacientes con depresión o ansiedad extendida. . En consecuencia, es más frecuente ver a la gente pasar por un viaje de fisioterapeutas y expertos en columna sin conseguir alivio, sin localizar una cura para ese mal de espalda recurrente. Hasta el momento en que, al final, reciben el diagnóstico acertado de un sicólogo u otro profesional de la salud psicológica.
No tenemos la posibilidad de olvidar que el mal es, frente todo, una experiencia neurológica transmitida por nuestro sistema inquieto. Entonces, en esos estados caracterizados por la ansiedad, el temor, la decepción o el desánimo, lo que hay en nuestro entendimiento es un desequilibrio químico. Una irregularidad entre la serotonina y la norepinefrina, por servirnos de un ejemplo, crea un incremento en la percepción del mal.