No soporto a los hijos de mi pareja

Hola Silvia, antes de nada gracias por manifestarse en mi vida por al azar. ¡Esperemos te hubiese encontrado hace 1 año!

Te cuento veloz. Tras 16 años de matrimonio, me divorcié y por año de llevarlo a cabo logré novio desde la adolescencia. Asimismo había terminado una relación de 19 años y, en escaso tiempo, comenzamos a proseguir adelante. Tengo 2 hijos de mi previo matrimonio, el no posee hijos.

No deseo que mi hijastro viva con nosotros

Contenido

• No deseo que mi hijastro vivir con nosotros

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No soporto a la hija o al hijo de mi pareja:

En el momento en que la hija o el hijo de la pareja no se soporta contamos un enorme inconveniente.

En el momento en que conocemos a alguien y nos enamoramos y comenzamos una relación, tendemos a idealizarlo y meditar que todo va a salir bien. En el momento en que nuestra pareja tiene hijos, en ocasiones no es un obstáculo sino más bien un estímulo y una motivación.

Inconvenientes más adelante

Como ahora hemos citado, existen algunos efectos negativos de estar en una relación que verdaderamente no deseas estar. No solamente los pequeños medran en un ámbito de discusiones y no eres feliz, asimismo posiblemente en el momento en que los pequeños medren comprendan la verdad donde viven y lo que pasa con sus progenitores.

Las parejas infelices tienen la posibilidad de ocultar los inconvenientes de pareja y también irse de vacaciones en familia opinando en otra habitación sin que los pequeños vean, pero se siente en el ámbito. Además de esto, probablemente halla inconvenientes que afecten el avance sensible de los pequeños.

Pasa tiempo de calidad con ellos

La mejor forma de estrechar nudos es comunicar instantes agradables. Busque intereses recurrentes, ocupaciones entretenidas o contextos que posibiliten una interacción distendida. De esta manera, no solo mejoraréis, sino abriréis caminos para conoceros mejor.

Más que nada al comienzo, los progenitores tienen que marcar la educación y las reglas de convivencia. Tu labor va a ser la de ajustarte lo máximo viable y cambiar la relación y la convivencia conforme cada integrante de la familia se vaya habituando al cambio de rutina.