La pubertad es el nombre que se le da al período temporal en el que tu cuerpo pasa por cambios de niño a adulto. Tus escenarios hormonales cambian, tus senos se desarrollan, creces y tus periodos empiezan. La pubertad por norma general empieza en las pequeñas entre los 8 y los 13 años, no obstante, normalmente empieza antes de los 8 años o tras los 13 años. Si su periodo se retrasa o se adelanta, consulte a su médico. A lo largo de la pubertad, todas y cada una de las pequeñas pasan por exactamente los mismos cambios, pero el instante es diferente para todas ellas. Todos estos cambios forman parte de ser mujer. ¡Son algo para festejar!
La asimetría mamaria tiene la posibilidad de tener una causa genética u acontecer con el paso del tiempo. Hay mujeres que no se desarrollan bien y en la pubertad comienzan a ver inconvenientes en sus senos pues algo cambió el avance de uno, realizando que los senos tuviesen una proporción diferente pues si bien uno se desarrolló, el otro mucho más pequeño y ella no. No lo conseguiré. desarrollar.
Esto puede deberse a causas naturales propias del cuerpo o, en esos casos en los que una pequeña ha recibido régimen hormonal, por servirnos de un ejemplo en la situacion de pubertad prematura, trastornos del desarrollo y afines.
Causas de la asimetría mamaria: condiciones médicas que afectan la manera y/o tamaño de los senos
Ciertas condiciones médicas tienen la posibilidad de ocasionar que un seno sea mucho más grande que el otro.
Embarazo: sus senos tienen la posibilidad de mudar de manera y tamaño y verse dispares a lo largo del embarazo.
El botón de pecho
Lo habitual es que sea un botón de pecho. Un pequeño bulto bajo el pezón, de rigidez dura o gomosa, que en ocasiones eleva tenuemente el pezón. En ocasiones puede doler un tanto, en especial por el roce, pero en la mayoría de los casos no es lamentable. Puede perjudicar a los dos senos o solo a uno.
¿Es viable impedir la aparición del seroma?
Lo único que tenemos la posibilidad de llevar a cabo para impedir la aparición de un seroma es proseguir los consejos postoperatorios de nuestro cirujano. No hay misterios ni fórmulas mágicas.
En el momento en que le ofrecemos al cuerpo el reposo que precisa y la adecuada restauración tras la intervención, dismuyen los peligros de aparición de un seroma o amputaciones que logren aparecer.
